JUEGUE Y APRENDE EN PRE-ESCOLAR
miércoles, 30 de mayo de 2012
domingo, 13 de mayo de 2012
sábado, 5 de mayo de 2012
ENSEÑAR BUENOS MODALES Y ETIQUETA A SUS HIJOS
ENSEÑAR
BUENOS MODALES Y ETIQUETA A SUS HIJOS
A través de los tiempos muchos padres prefieren no aplicar ciertas
técnicas de las que fueron “víctimas” cuando eran niños, descuidando la
enseñanza de la disciplina, conducta apropiada y buenos modales en sus propios
hijos.
Aquí pretendemos compartir algunos consejos ligeros de cómo iniciar un
proceso donde la educación de buenos modales sea un elemento en la comunicación
entre usted y su hijo. Para
cualquier padre es una gran satisfacción escuchar que su hijo está bien
educado. Es el reconocimiento a una ardua tarea que los progenitores deben
iniciar desde muy temprana edad. Inculcar a un niño buenos modales y normas de
comportamiento le ayudará en el futuro en su proceso de socialización y le
permitirá adquirir valores y actitudes imprescindibles para relacionarse con
los demás. La paciencia y el buen ejemplo son las principales herramientas para
conseguirlo.
Nunca es muy tarde, ni muy temprano para comenzar.
1.
Dele un buen ejemplo. Es injusto
esperar por la cortesía de un niño si los padres no son educados en el trato
con ellos. De manera, que refiérase a sus hijos con educación, cordialidad y un
tono de voz audible pero agradable.
2.
Enseñe las normas de buena
conducta en etapas y según su edad y nivel de comprensión. Por ejemplo, será difícil
intentar que un niño de 2 años ingiera sus alimentos con la boca cerrada. El no
sólo no podrá comprender la instrucción sino su coordinación física no le
permite comer con la boca cerrada. Espere a que tenga 4 ó 5 años cuando será
más fácil su control sobre el cuerpo.
3.
Mantenga como un principio el
uso de palabras y frases cordiales como “por favor”, “buen provecho”,
“gracias”, “disculpa”, “lo lamento”, “¿puedo?”, “permiso” y “buenas noches”
tanto como le sea posible. Anime a su hijo a hacer uso de esas frases.
4.
Limite el uso de palabras y
frases adultas cuando esté alrededor de sus niños.
5.
Evite burlarse y hacer críticas
de terceras personas por su diversidad, raza, forma de vestir, religión, edad y
costumbres, frente a su hijo. Demuéstrele su tolerancia a la variedad de
hábitos y preferencias individuales que existen en la sociedad y responda a las
preguntas que al respecto le haga. Así evitará que su hijo crezca aceptando y
promoviendo la discriminación entre sus iguales.
6.
Sugiérale a su hijo que use la
formalidad cuando se refiera a personas más adultas. Es decir, que emplee
“señora Pérez”; “señor Fernández”.
7.
Enséñele a su hijo el uso de las
normas básicas de etiqueta siempre cuando sea necesario. Instrúyalo a dar su
mano, mostrar respeto por las personas mayores o de mayor rango social, como
alcaldes, sacerdotes, maestros. Edúquelo en su comportamiento en lugares
públicos y entre conversaciones de adultos, indicándole cómo evitar interrumpir
conversaciones.
8.
Evite reprender a su hijo basado
en sus faltas de etiqueta acumuladas. Hágale saber su disgusto
y corríjalo inmediatamente cometa una infracción a la etiqueta.
9.
Asegúrese instruir a su hijo
primeramente en privado, en casa. Hágalo sentir cómodo cuando le esté haciendo
indicaciones delante de sus hermanos y otros familiares en el hogar.
10.
Felicite a su hijo por su
buen comportamiento. Hágale reconocer sus progresos.
Diez formas divertidas de favorecer el aprendizaje de tus hijos
Diez formas divertidas de favorecer el aprendizaje
de tus hijos
1. Rompe moldes, literalmente. Deja de comprar
cajas con artilugios que prometen resultados espectaculares para aumentar la
inteligencia del niño. En lugar de eso, déjate guiar por el propio niño. Tómate
tiempo para observar qué le interesa, y podrás empezar a ver tu entorno de una
forma nueva.
2. Organiza un viaje a tu propio
jardín o al parque de al lado. Es estupendo salir a visitar una
granja o al zoo, pero no hace falta ir tan lejos para despertar el cerebro de
tu hijo. Los niños reciben una gran cantidad de estímulos intelectuales en su
propio jardín o en el parque del barrio, donde pueden ser testigos del milagro
de las briznas de hierba que se mecen con el viento, con las casas que
construyen las hormigas, y toda la abundante vida que bulle en el suelo y la
vegetación.
3. Fíjate en los números: están por todas
partes. Igual que puedes ver rectángulos en los edificios, o círculos,
triángulos y hexágonos en las señales de tráfico, los números están por todas
partes y aparecen a cada paso en la vida de los niños. Cuando el niño reparte
las patatas fritas con sus amigos, o comprueba que hay suficiente pastel para
todo el mundo, está aprendiendo matemáticas.
4. Anima al niño a aprender el
sentido de los números en su contexto. Todos aprendemos mejor cuando
aprendemos algo significativo. Un niño aprende más sobre el valor del dinero si
tiene la oportunidad de ganarse unas monedas en un puesto de refrescos, y ve
qué puede comprarse con ellas, de lo que nunca aprenderá haciendo fichas.
5. Enséñale a tu hijo que leer es
divertido. Si compartes tu entusiasmo por la lectura y el niño te ve absorto/a
leyendo un libro o un periódico, le estarás mostrando de forma indirecta la
importancia y el disfrute de la lectura.
6. Practica la lectura dialógica. No basta con leerle
al niño. Pídele al niño que piense en un final distinto, hablad del libro desde
su propia experiencia.
7. No insistas en que hay una sola
manera correcta de hacer algo. Si tu hijo encuentra una solución
nueva para un problema, ¡fenomenal!
8. Permite que tenga tiempo y espacio
para sí mismo. A veces los niños necesitan desconectar de los amigos y estar a su aire.
Puede parecer como si no estuvieran haciendo “nada”, pero en realidad cuando
“no hacen nada” también están aprendiendo muchísimo. Los niños necesitan poder
ser espontáneos.
9. Deja que tu hijo lleve la batuta. Si jugáis juntos y
tú participas controlando demasiado el juego, el niño perderá interés y tú
habrás perdido la oportunidad de permitirle imaginar y crear.
10. Apúntate a la diversión. Unirse al juego de los niños puede ser el mayor reto al que los padres
se puedan enfrentar. ¡Pero merece la pena!
viernes, 4 de mayo de 2012
PHOTOS APRIL
PHOTOS APRIL
Celebración día del niño
Párvulos cuento del castor
Lectores de pre-jardín en descanso
Títeres con pre-jardín |
Garden - En casita de muñecas |
Garden - En casita de muñecas |
Garden - En casita de muñecas |
Garden - En casita de muñecas |
Pre - jardín en Música
Transición en Psicomotricidad
Transición en Títeres
Garden - En casita de muñecas |
Pre-jardín en clase de Gimnasia
Pre-jardín en Ciclo ruta
Pre-jardín jugando con fichas
jueves, 3 de mayo de 2012
CÓMO MANEJAR A TU NIÑO CUANDO LE DA UNA PATALETA
Las pataletas son una agitación de los niños cuando se enfadan. Implica una protesta. El llanto desmedido y furioso manifiesta ”yo no quiero hacer esto ahora”. Es una forma de comunicación y funciona especialmente cuando las palabras aún no adquieren un real significado para los niños.
Las pataletas,en la edad preescolar,son formas normales que los niños utilizan para llamar la atención. Pero, aunque son normales, molestan y desconciertan a los adultos.
Las pataletas (y la forma de manejarlas) suelen una de las principales quejas que los padres reportan respecto de la conducta de sus hijos/as, especialmente durante los primeros seis años de vida. En general, una pataleta es entendida como una reacción descontrolada y no planificada de rabia y frustración que se expresa a través de una serie de conductas que pueden ir desde llorar, gritar, tirarse al suelo, hasta pegar, morder, y golpear/se. Evidentemente, mientras más descontrolada y extrema es la reacción del niño/a, más indicadora es de algún tipo de dificultad temperamental, emocional, , genética, y/o contextual.
Las pataletas, hasta cierto punto no son
evitables, pero siguiendo algunos simples pasos tú puedes evitar la mayoría de
ellas y ayudar a tu niño a que aprenda un mejor mecanismo para sobrellevar la
adversidad.
Pasos
1. Mantén la calma lo
suficiente para manejar la pataleta propiamente. Lo peor que puede
hacer un padre es tener una pataleta encima de la pataleta de su hijo. Tampoco
es aceptable ignorar el incidente. Los niños necesitan una influencia calmante,
en especial durante una pataleta. Si tú no puedes proveer eso, no podrás
esperar que tu pequeño monstruo se calme. Respira hondo varias veces y espera
unos segundos antes de que decidas cuál es la acción a tomar.
2. Ofrécele a tu hijo
algunas opciones o estrategias para sobrellevar la situación. Por ejemplo, tu
niño quiere helado, pero es casi hora de almorzar. Dile: “Juanito, te estás
alterando sin necesidad. Cálmate o tendrás que irte a tu dormitorio.” Con esto
tú le has dado opciones – se calma o si no, se retira a un sitio donde no puede
influenciar a nadie. Si él hace lo correcto (calmarse) recuerda que tienes que
recompensarlo por eso. “Pediste helado y yo dije que no. Te doy las gracias por
haber aceptado mi decisión. Pero a la inversa, si él decide seguir con su
pataleta, impón las consecuencias de inmediato. Llévalo a su dormitorio y
firmemente insiste en que se quede allí hasta que se calme y que quede claro
que no sale del dormitorio hasta que tú digas. Esto es más fácil con un niño de
dos años que con uno de ocho, así que lo más pronto que comiences el proceso de
aprendizaje dictará cuan fácil será para ti y para tu niño por el resto de la
vida.
3. Contén tu ascendiente
nivel de frustración.
Las pataletas pueden subir la presión arterial y los niveles de estrés, tanto
en los padres como en los hijos. Si en realidad tú no puedes manejar una
pataleta, asegúrate que el niño esté en un lugar seguro y aléjate del niño por
unos momentos. Esos momentos tendrán un efecto calmante para ambos. Pide a tu
conyugue u otra persona responsable que cuide de tu niño mientras tú te calmas.
Pon a tu niño en su dormitorio con un portón en frente de la puerta si es
necesario.
4. Trata de establecer
la causa de la pataleta. Las pataletas pueden ser causadas por sinnúmero de
cosas, y sabiendo la causa de la pataleta debe ayudarte a determinar tu
reacción. Si la pataleta es causada por hambre o sueño, alimenta a tu hijo o
déjalo tomar una siesta tan pronto sea posible. Si la pataleta es la causa de
frustración o miedo, necesitas confortar a tu niño. Pero si tu niño está
actuando así porque él o ella no ha obtenido lo que quiere ¡no le des todo lo
que pida!. Se puede malacostumbrar y criarse con el convencimiento de que
"la vida se lo debe todo" y que "todo se lo merece porque
sí". Hay que enseñarlos que lo que desean deben ganárselo y que nada es
regalado. De esa manera aprenden el valor de trabajar cuando sean adultos y así
se evita el formar delincuentes.
5. No le des premios a
las pataletas.
Si los padres se doblegan, entonces las pataletas se convierten en un punto de
partida para el niño––una manera de lidiar con el mundo socialmente. Si tú te
dejas convertir en rehén por las pataletas, tu niño continuará usándolas por
más tiempo de lo debido y quizás de por vida. Será un antisocial en la escuela,
en su comunidad y en su matrimonio. Aunque a tu niño le de una pataleta porque
no ha recibido suficiente atención, no recompenses su comportamiento
antisocial. En vez de eso, efectúa cambios a largo plazo para prevenir la mala
situación en el futuro. Evita el pánico y no hagas concesiones, pero vete de la
escena, aunque sea por unos minutos. Ve a la iglesia, al auto, o enciérrate en
el baño para que así permitas que tu niño y tú recobren el control.
6. Toma medidas para
prevenir lesiones.
Algunos niños pueden ponerse demasiado de animados durante una pataleta. Si
esto ocurre, remuévele del camino a tu niño todo objeto peligroso y guíalo
lejos del peligro. Trata de evitar la restricción física de tu niño durante una
pataleta, aunque hay veces que es necesario y confortante. Se suave y no uses
fuerza excesiva, pero sujétalo o sujétala firme. Háblale de un modo
tranquilizador, especialmente si la pataleta es el resultado de una decepción,
desilusión, frustración o un ambiente extraño.
7. Explícale al párvulo
que tú solo le hablaras cuando él o ella se calme. Esto ayudará a tu
niño a entender que tú lo estás ignorando a razón de su inaceptable
comportamiento y no porque tú no te preocupes por él o ella. Cuando el niño se
calme, cumple tu parte del trato y habla con él o ella acerca de su pataleta y
sus inquietudes.
8. No trates de razonar
con un párvulo que está en medio de una pataleta, especialmente en un sitio
público.
Dale tiempo y oportunidad al niño para ventilar sus ansias. Sugiérele al
párvulo frases que expresen las emociones que está sintiendo. Dile frases como,
“Debes de estar cansado después de un día tan largo.” o “Seguro que te sientes
frustrado por no poder tener lo que quieres ahora mismo”. Esto no solamente
ayuda al niño a verbalizar sus inquietudes en el futuro, pero también le
muestras empatía por sus sentimientos sin tener que doblegarte ante a la
pataleta.
9. Luego que termine su
pataleta, habla con tu niño acerca de su comportamiento. Pues, no tiene uso
práctico que trates de razonar con el párvulo en medio de una pataleta, pero
después del episodio ambos pueden aprender mucho. Explícale que su
comportamiento no es aceptable, pero asegúrate que tu niño comprenda que de
todas maneras tú lo amas. Trata de descubrir la causa de la pataleta si todavía
no la conoces, y toma la oportunidad para plantearle a tu hijo mejores
alternativas.
¿Cómo se manejan las pataletas?
Históricamente, el consejo práctico que los profesionales han dado se relaciona a ignorar la pataleta, no hacer caso a las peticiones del niño/a, y/o dejarlo en un lugar alejado hasta que se calme (por ejemplo, cuando se envía al niño a su habitación). Es decir, lo que se conoce como la técnica del Time-Out (Tiempo-Fuera). Sin embargo, últimos estudios provenientes de las investigaciones sobre la calidad del apego entre padres e hijos y del desarrollo de habilidades socio-emocionales en los infantes (lo que se conoce como Aprendizaje Socio-emocional) han demostrado que este tipo de técnicas provoca una serie de efectos negativos a corto y largo plazo, tanto en los niños, como en la relación con los padres. En primer lugar, se ha demostrado que cuando se les hace Tiempo-Fuera (no solo en el contexto de la crianza, sino también en la educación preescolar y escolar) ellos reportan sentirse con más rabia, más frustración e ignorados por sus padres (o profesores). Algunos mencionan sentirse tristes y rechazados y no confiar en la disponibilidad y ayuda del adulto cuando se sienten mal.
En segundo lugar, los niños/as que son sometidos a esta técnica como práctica disciplinaria cotidiana para manejar eventos estresantes, evidencian a largo plazo mayores índices de agresividad, mala conducta, desorden, y oposicionismo, ya no solo con sus padres sino con otros adultos. Es decir, que en este sentido, el Tiempo-Fuera puede parecer que tiene efectos positivos a corto plazo (ya que el niño parece calmarse) pero a largo plazo genera un clima conflictivo y hostil entre el niño y sus padres. Por último, los estudios sobre prácticas positivas de crianza han mostrado que la técnica del Tiempo-Fuera NO enseña nada positivo al niño/a sobre su propia conducta y reacciones y la de los otros (es decir, no enseña nada sobre valores e inteligencia emocional). Más bien lo que hace es imponer una disciplina sobre la base de enseñar un poder autoritario que se debe acatar, pero sin que el niño pueda comprender el qué, cómo y porqué de su conducta descontrolada. Más aún, esta técnica suele dar una información emocional contradictoria al niño, donde se le impone que trate de calmarse por sí mismo y en soledad, cuando la pataleta es justamente una expresión de que él no tiene la habilidad para hacer eso.
¿Cuál sería entonces un manejo apropiado de las pataletas?
Más que Tiempo-Fuera, el mejor manejo sería un Tiempo-Adentro (Time-In). El Tiempo-Adentro implica que, más que alejarse del niño y dejarlo solo, hay que quedarse con él/ella utilizando una serie de estrategias para que se calme. Esta estrategia tiene el fin último de comunicar al niño/a que los padres son seres protectores y contenedores en momentos difíciles (aspecto vital en toda estrategia sana de crianza). Más específicamente, algunas acciones concretas a realizar son:
1) Nunca descontrolarse en esos momentos (no gritarle, pegarle, decir malas palabras, o inferir malas intenciones).
2) Ponerse a la altura visual del niño/a: esto permite que él sienta menos estrés y poder autoritario de parte de los padres y pueda calmarse fácilmente.
3) Siempre trate de poner en palabras o comentar en frases breves y simples lo que está ocurriendo afectivamente en el niño (por ejemplo, “yo sé que te da rabia porque no quieres acostarte, pero tienes que dormirte porque ya es tarde”). Esto ayuda a que el niño aprenda en futuras ocasiones a comprender y verbalizar estas reacciones de descontrol.
4) Desviar la atención con algo agradable para el infante: es decir, mostrarle una alternativa que le guste (por ejemplo, ofrecer leer un cuento en vez de comer un helado a las 9 de la noche). Esto no solo calma al niño, sino que le enseña formas para calmarse en el futuro.
5) No tratar de enseñar temas de disciplina en el momento de la pataleta, ya que cuando uno se encuentra en estados afectivos negativos no comprende razones ni consecuencias (por ejemplo, “si te portas mal, no podrás salir mañana”), sino mas bien esperar a que esté más calmado y mostrarle que su conducta no es apropiada (obviamente, sin descalificarlo, culparlo, y/o ridiculizarlo).
En el fondo, el Tiempo-Adentro (a diferencia del Tiempo-Afuera) lo que hace es tratar de contener y enseñar al niño/a sobre su reacción, más que provocarlos mas malestar y establecer una autoridad basada en el poder innecesario con el/ella.
Existen padres que asumen muy bien el Tiempo-Adentro ya que se dan cuenta que las otras estrategias suelen ser muy estresantes para los niños/as. Pero también existen padres que consideran que este tipo de crianza les quita poder y autoridad (como que la crianza con los hijos se basara en una relación asimétrica de acatamiento del poder), y otros padres consideran que ese tipo de estrategias no son muy ideales ya que toman demasiado tiempo y paciencia (pero los niños no tienen la culpa que sus padres no tengan tiempo).
CONCLUSIÓN
Cualquier estrategia de crianza que provoque más estrés y malestar en el niño/a es una estrategia que va a tener efectos negativos a largo plazo. En el caso de las pataletas, un consejo que se puede dar a los padres, madres y adultos, es que piensen durante un momento cómo se sentirían si tratarán de expresarle a alguien que se sienten enojados, frustrados, tristes y esa otra persona NO los tomara en cuenta y los obligara a aguantar solos esa reacción emocional.
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