Diez formas divertidas de favorecer el aprendizaje
de tus hijos
1. Rompe moldes, literalmente. Deja de comprar
cajas con artilugios que prometen resultados espectaculares para aumentar la
inteligencia del niño. En lugar de eso, déjate guiar por el propio niño. Tómate
tiempo para observar qué le interesa, y podrás empezar a ver tu entorno de una
forma nueva.
2. Organiza un viaje a tu propio
jardín o al parque de al lado. Es estupendo salir a visitar una
granja o al zoo, pero no hace falta ir tan lejos para despertar el cerebro de
tu hijo. Los niños reciben una gran cantidad de estímulos intelectuales en su
propio jardín o en el parque del barrio, donde pueden ser testigos del milagro
de las briznas de hierba que se mecen con el viento, con las casas que
construyen las hormigas, y toda la abundante vida que bulle en el suelo y la
vegetación.
3. Fíjate en los números: están por todas
partes. Igual que puedes ver rectángulos en los edificios, o círculos,
triángulos y hexágonos en las señales de tráfico, los números están por todas
partes y aparecen a cada paso en la vida de los niños. Cuando el niño reparte
las patatas fritas con sus amigos, o comprueba que hay suficiente pastel para
todo el mundo, está aprendiendo matemáticas.
4. Anima al niño a aprender el
sentido de los números en su contexto. Todos aprendemos mejor cuando
aprendemos algo significativo. Un niño aprende más sobre el valor del dinero si
tiene la oportunidad de ganarse unas monedas en un puesto de refrescos, y ve
qué puede comprarse con ellas, de lo que nunca aprenderá haciendo fichas.
5. Enséñale a tu hijo que leer es
divertido. Si compartes tu entusiasmo por la lectura y el niño te ve absorto/a
leyendo un libro o un periódico, le estarás mostrando de forma indirecta la
importancia y el disfrute de la lectura.
6. Practica la lectura dialógica. No basta con leerle
al niño. Pídele al niño que piense en un final distinto, hablad del libro desde
su propia experiencia.
7. No insistas en que hay una sola
manera correcta de hacer algo. Si tu hijo encuentra una solución
nueva para un problema, ¡fenomenal!
8. Permite que tenga tiempo y espacio
para sí mismo. A veces los niños necesitan desconectar de los amigos y estar a su aire.
Puede parecer como si no estuvieran haciendo “nada”, pero en realidad cuando
“no hacen nada” también están aprendiendo muchísimo. Los niños necesitan poder
ser espontáneos.
9. Deja que tu hijo lleve la batuta. Si jugáis juntos y
tú participas controlando demasiado el juego, el niño perderá interés y tú
habrás perdido la oportunidad de permitirle imaginar y crear.
10. Apúntate a la diversión. Unirse al juego de los niños puede ser el mayor reto al que los padres
se puedan enfrentar. ¡Pero merece la pena!
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